Turismo sostenible en el Perú de hoy: retos en Altura, Selva y Costa

El turismo representa una oportunidad significativa de desarrollo económico para el Perú, pero enfrenta desafíos críticos en sus tres regiones geográficas fundamentales. Con una diversidad de 11 ecorregiones, 55 pueblos indígenas y una posición como uno de los 17 países más megadiversos del mundo, el país debe equilibrar la explotación turística con la conservación ambiental y cultural, particularmente en contextos de crisis climática y presión sobre recursos naturales.

La Región de Altura: El Colapso de los Glaciares

Los glaciares de los Andes peruanos enfrentan una emergencia sin precedentes. Perú alberga el 68% de los glaciares tropicales del planeta, con 4.231 sistemas glaciares que cubren 1.157,81 km², pero el retroceso es alarmante. En las últimas cuatro décadas, los glaciares han perdido el 42% de su área de hielo, con proyecciones que indican que al menos la mitad desaparecerán para finales del siglo XXI bajo escenarios de cambio climático moderado, y entre el 95% y el 99% bajo escenarios pesimistas. El glaciar Quelccaya, emblema de la Cordillera Blanca y fuente de agua para Huaraz (3.052 metros de altitud), podría desaparecer para 2060.

Este colapso glaciar tiene repercusiones directas en el turismo de montaña. Ciudades como Huaraz y destinos como Machu Picchu dependen de los flujos de agua regulados por los glaciares. La generación hidroeléctrica, el suministro de agua potable, la agricultura y las actividades recreativas a gran altitud se verán comprometidas. Las empresas de trekking y escalada en la Cordillera Blanca y la Cordillera Huayhuash experimentarán una reducción severa de oportunidades cuando los glaciares se retiren significativamente.

Los retos específicos incluyen: la aclimatación a la altitud que afecta a los turistas (el mal agudo de montaña sigue siendo un riesgo); la degradación de infraestructuras turísticas debido a la erosión glacial acelerada; y la pérdida de identidad cultural para los pueblos andinos, que consideran a los glaciares como deidades. La sensibilización en educación ambiental entre guías, operadores turísticos y visitantes sigue siendo insuficiente para fomentar prácticas responsables en estos ambientes frágiles.

La Región de Selva: Deforestación y Vulnerabilidad de Comunidades Indígenas

La Amazonía peruana cubre aproximadamente el 60% del territorio nacional y alberga más de 50 pueblos indígenas, incluidos unos 15 en situación de aislamiento que poseen inmunidad limitada a enfermedades occidentales. Esta región, hogar de más de 400 especies de mamíferos, 1.300 especies de aves y miles de especies de plantas, experimenta una deforestación acelerada.

De los 85 millones de hectáreas de bosque amazónico perdidas globalmente, aproximadamente el 12% ocurrió en Perú, lo que representa una crisis ambiental y humanitaria simultánea. La deforestación impulsada por la tala ilegal, la minería, la expansión agrícola y los derrames petroleros ha generado múltiples crisis concurrentes: en 2025 se registraron tres emergencias en Manseriche por derrames del Oleoducto Norperuano, contaminando quebradas que abastecen agua a comunidades indígenas.

Para el turismo, los principales desafíos son:

Conservación de la biodiversidad y ecoturismo responsable: Aunque el ecoturismo es promisorio para generar ingresos locales que desincentiven actividades extractivas, requiere estándares rigurosos. Los eco-lodges deben implementar sistemas de energía solar, gestión sostenible del agua y contratación de personal local, así como apoyo a iniciativas de conservación. Sin embargo, la falta de capacitación en prácticas sostenibles entre operadores turísticos y guías persiste.

Gobernanza y presencia estatal: La falta de una visión geopolítica coherente y presencia estatal efectiva expone la Amazonía a amenazas como la tala ilegal, minería ilegal y tráfico de drogas. Las comunidades indígenas que potencialmente podrían desarrollar turismo comunitario carecen de infraestructura aeroportuaria, conectividad digital y servicios básicos que son precondiciones para capturar beneficios turísticos equitativos.

Participación comunitaria deficiente: Aunque el turismo comunitario ha crecido, frecuentemente las comunidades no participan de manera justa en la cadena logística turística ni se benefician equitativamente de la afluencia de visitantes. La distribución desigual de ingresos turísticos perpetúa brechas sociales existentes.

Educación ambiental: Hay consenso de que la promoción del turismo sostenible requiere esfuerzos significativos en educación y concientización tanto para turistas como para profesionales y empresarios del sector, aspecto donde persisten déficits críticos.

La Región de Costa: Contaminación Marina y Conflictos de Usos

La costa peruana, con más de 3.000 km de línea litoral y alrededor del 60% de la población nacional (54,6% según el 2007), enfrenta una crisis de sostenibilidad turística que refleja conflictos entre múltiples usos del espacio marino-costero.

Contaminación de playas: El diagnóstico es alarmante. Según DIGESA (Dirección General de Salud Ambiental), el 58% de las playas evaluadas en el litoral peruano en 2025 no son aptas para bañistas. En Lima, solo 37 de 130 playas inspeccionadas fueron consideradas saludables. Las causas principales son el vertimiento de aguas residuales sin tratamiento adecuado (muchas ciudades costeras descargan directamente al mar sin cumplir estándares ambientales) y la acumulación de desechos sólidos, incluido plástico que afecta a más de 600 especies marinas.

Derrames petroleros: Los incidentes petroleros han devastado la imagen turística de destinos costeros. En 2022, Repsol derramó más de 11.000 barriles que contaminaron playas de Ventanilla. En diciembre de 2024, Petroperú causó un derrame que afectó 228 hectáreas y 2.500 familias en Lobitos, Cabo Blanco y El Ñuro (Piura). Apenas siete meses después, en julio de 2025, se registró otro incidente en Punta Lobos, una de las playas más concurridas por turistas.

Avistamiento de fauna marina descontrolado: Aunque representa un segmento turístico con significativo movimiento económico en regiones como Piura, la observación de fauna marina requiere regulación urgente para minimizar impacto ambiental, especialmente en áreas de reproducción y alimentación de especies. El Mincetur elabora una estrategia para desarrollo sostenible de esta actividad, pero aún no se ha implementado plenamente.

Capacidad de gestión integrada de zonas marino-costeras: Solo el 25% de las zonas marino-costeras peruanas cuenta con planes para su conservación y uso sostenible a través del enfoque de Manejo Integrado de Zonas Marino Costeras (MIZMC). Este déficit institucional deja amplias áreas vulnerables a sobrecarga turística, conflictos entre la pesca artesanal, la industria pesquera industrial y el turismo.

Economía azul sostenible vs. realidades actuales: Aunque el Ministerio del Ambiente impulsa un enfoque de economía azul que promueve actividades económicas vinculadas al mar (pesca, acuicultura, turismo, transporte marítimo y energías renovables) con estándares ambientales rigurosos, la implementación es fragmentada y desigual entre regiones.

Desafíos Transversales

Más allá de cada región, existen retos sistémicos:

Falta de cultura de sostenibilidad: No existe una mentalidad de sostenibilidad tanto a nivel poblacional como empresarial, lo que obstaculiza la adopción voluntaria de buenas prácticas.

Infraestructura turística insuficiente: La accesibilidad limitada en la Amazonía (aeropuertos deficientes, conectividad digital débil) restringe tanto oportunidades de turismo como la capacidad de comunidades para participar en cadenas de valor turísticas.

Gestión de residuos: Es el aspecto crítico más pendiente. Las áreas turísticas de gran afluencia carecen de sistemas de manejo de basura eficientes, requiriendo urgentemente programas de reciclaje y reducción de plásticos.

Adaptación al cambio climático: Perú es uno de los países más expuestos a impactos climáticos, pero faltan planes integrales de adaptación que incluyan gestión sostenible del agua, energías renovables e identificación de áreas turísticas vulnerables.

Marco regulatorio fragmentado: Aunque existe el Reglamento de Gestión Ambiental del Sector Turismo (Decreto Supremo N° 3-2023-MINCETUR) que establece responsabilidades sobre gestión de residuos, efluentes y emisiones, su cumplimiento es desigual y la fiscalización insuficiente.

Iniciativas Positivas

Existen ejemplos de progreso. Varios destinos peruanos han sido nominados al Green Destinations Top 100 People’s Choice Award 2025: la Reserva Nacional Allpahuayo Mishana (Loreto), la Reserva Nacional Sistema de Islas, Islotes y Puntas Guaneras (Callao), el Parque Nacional Tingo María (Huánuco) —primer destino con certificación oro— y la playa Los Órganos (Piura). El Parque Nacional Tingo María destaca por certificación de nivel oro y programas de turismo comunitario innovadores. La iniciativa “Playas Vivas 2025” en Lima combina voluntariado, arte y educación ambiental para reducir contaminación marina.

Se han desarrollado capacitaciones en turismo sostenible a través de instituciones como CENFOTUR y el Consejo Global de Turismo Sostenible (GSTC), aunque la cobertura sigue siendo limitada. El sector privado, gobiernos subnacionales y organizaciones no gubernamentales han articulado esfuerzos para implementar planes de manejo integrado de zonas marino-costeras en Piura, Lambayeque, La Libertad y Lima.

El turismo sostenible en el Perú de 2025 enfrenta una bifurcación crítica. La confluencia de crisis climática acelerada (especialmente visible en el colapso glaciar de la altura), presión antrópica intensificada (deforestación, minería y derrames petroleros en la selva) y contaminación marina galopante (en la costa) genera un escenario donde los modelos turísticos tradicionales son insostenibles.

Para transitar hacia un turismo verdaderamente sostenible se requiere: inversión sustancial en infraestructura de apoyo (aeropuertos, puertos fluviales, conectividad digital, plantas de tratamiento de aguas); educación y capacitación integral en sostenibilidad para todos los actores (gobiernos, empresas, guías, comunidades locales y turistas); gobernanza efectiva que asegure participación equitativa de comunidades indígenas en la toma de decisiones; y regulación rigurosa con fiscalización efectiva del cumplimiento ambiental.

El Perú posee los recursos naturales y culturales para liderar el turismo sostenible en América Latina, pero esto requiere transformación sistémica que priorice la conservación sobre la explotación en todas sus regiones geográficas.