Investigación Ítalo Sifuentes Alemán 5/02/2023
En menos de cinco años después de llegar a Pozuzo, Oxapampa y a otros inhóspitos y lejanos territorios peruanos cruzando los andes, los migrantes austroalemanes en 1864 lograron establecerse y asegurar su bienestar. Así lo informó ese año el gobierno del presidente Juan Antonio Pezet en un reporte de gestión presentado al Congreso de la República.
“La colonia alemana quedó reducida en 1862 a ciento cincuenta y dos colonos. En el día hay una población de doscientos ochenta; de los cuales ochenta son varones de quince años para arriba, noventa mujeres casadas y solteras de la misma edad, y ciento diez niños de ambos sexos. Pasadas las primeras penurias que acompañan al establecimiento de una colonia en país salvaje, la subsistencia y bienestar de la colonia se hallan asegurados”, se expresa en el documento oficial.
El gobierno del presidente Pezet también indicó que, ese año, los austroalemanes ya se encontraban “protegidos de la intemperie en alojamientos cómodos у establecidos regularmente sus sembríos, las cosechas, no solamente proveen a su mantenimiento, sino que les dejan un sobrante que sirve para cambiarlo con lo que les falta”.
En el reporte gubernamental de 1864 también se manifiesta que los colonos austroalemanes ampliaron la venta de sus productos en mercados de Huánuco y Cerro de Pasco “en los que hay una demanda activa de café, coca, tabaco, algodón, cacao, que son los artículos principales que cultivan, a más de los granos, raíces y legumbres que les sirven para su propio sustento”.
Para conocer más información del estado situacional de los migrantes austroalemanes en el Perú de mediados del siglo XIX, se comparte la transcripción de dicho documento histórico elaborado y presentado al Congreso de la República por el ministerio de Relaciones Exteriores durante el gobierno Pezet.
“La colonia alemana quedó reducida en 1862 a ciento cincuenta y dos colonos. En el día hay una población de doscientos ochenta; de los cuales ochenta son varones de quince años para arriba, noventa mujeres casadas y solteras de la misma edad, y ciento diez niños de ambos sexos. Pasadas las primeras penurias que acompañan al establecimiento de una colonia en país salvaje, la subsistencia y bienestar de la colonia se hallan asegurados. Protegidos de la intemperie en alojamientos cómodos у establecidos regularmente sus sembríos, las cosechas, no solamente proveen a su mantenimiento, sino que les dejan un sobrante que sirve para cambiarlo con lo que les falta. El camino de la colonia a la ciudad de Huánuco, concluido ya, le ha abierto los mercados de dicha ciudad, del Cerro de Pasco y de otros lugares del interior, en los que hay una demanda activa de café, coca, tabaco, algodón, cacao, que son los artículos principales que cultivan, a más de los granos, raíces y legumbres que les sirven para su propio sustento. En el orden administrativo la colonia depende de la Subprefectura de Huánuco. La autoridad local la ejerce un gobernador, nombrado por el Gobierno , y por dos jueces de paz y un síndico , elegidos por los pobladores. En lo espiritual, un cura preside la parroquia. Hay una escuela para la educación de los niños. Hacen falta allí, un médico que asista y cure los enfermos; y un herrero que construya y repare la herramienta tan necesaria para la agricultura y otros casos, en un país inculto y montañoso. En cuanto al régimen público y civil, la colonia se conserva en perfecto orden y en paz. Cuando los colonos, con el aumento de su riqueza, puedan ellos mismos cooperar a la apertura de caminos que los lleven a las cabeceras de la navegación fluvial, ya no será dudosa su futura prosperidad; porque cuanto produzcan, sea en cualquiera cantidad, encontrará salida al Imperio en las márgenes de sus ríos, o en sus puertos del atlántico. Podrán excitar a sus compatriotas a que vengan a establecerse alrededor de una sociedad moral y laboriosa que los estimulará al bien con el ejemplo de su prosperidad. Creo deber indicar también que no es posible que falte en el país esa clase de jóvenes, que, sin posición y sin grandes esperanzas para lo futuro pero llenos de energía, puedan decidirse a buscar una posición y un porvenir en esos lugares, que ofrecen grandes recompensas al trabajo y a la constancia”.
Foto: Imagen de la familia de origen austriaco Andreas Gstir-Egg aus Silz.